Este
poema pertenece a Antonio Machado (1875 – 1939), un poeta español (particularmente
nació en Sevilla, Andalucía) perteneciente al movimiento literario de la
generación del 98. Vivió en Madrid, la ciudad donde realizó sus estudios, y publicó
sus primeros escritos en prosa en 1893. Años después, en 1901, fueron
apareciendo sus primeros poemas. Es considerado como uno de los autores más
influentes del siglo XX.
Machado
compone “Otro viaje” cuando, tras la
muerte de su esposa Leonor, decide abandonar Soria para regresar a Andalucía,
la comunidad autónoma en la que nació.
En
este poema el autor nos relata su viaje por Jaén y nos cuenta lo triste,
apagado y solo que está tras la muerte de su amada esposa Leonor. Alude también
el último viaje que hizo en tren, el cuál lo realizó por tierras castellanas y
con su esposa como acompañante. Describe el paisaje del otro viaje (de ahí el
título del poema) como un paisaje con vegetación muy frondosa, con muchos
colores… Recuerda aquellos días como unos días alegres, ya que tenía a alguien
con quién viajar, a diferencia del trayecto que está realizando en ese momento,
en el que se encuentra tan solo con la compañía de su viejo equipaje. Machado
está triste, vacío y confuso y siente que le falta una parte de él, la parte
que le complementaba (“tan pobre me estoy quedando/ que ya ni siquiera estoy
/ conmigo, ni sé si voy / conmigo a
solas viajando”). Por lo tanto, diría que el tema que prevalece en este poema
es la soledad y la tristeza.
Machado
decidió utilizar varios recursos literarios para intensificar los sentimientos
que quería hacer sentir a los lectores de su obra. Estos recursos literarios
son, por ejemplo, la personificación (“la niebla de la mañana / huyendo por los
barrancos”, “jadeante marcha el tren”), encabalgamientos (“Ya en los campos de
Jaén, / amanece. Corre el tren / por sus brillantes rieles, / alcaceles, /
terraplenes, pedregales…”) …
Dividiría
el poema en tres partes: La primera abarcaría desde el primer verso (“ya en los
campos de Jaén”) hasta el trigésimo segundo verso (“y recuerdo otro viaje /
hacia las tierras del Duero”). En esta primera parte el autor nos describe un
poco Jaén y nos relata su viaje en tren hacia allí. Nos habla sobre ésta ciudad
como un lugar con mucha vegetación y con tierras muy puras. Todo lo que
describe forma parte de un entorno rural (matorrales, alcaceles, terraplenes,
pedregales, olivares, caseríos, praderas, cardizales, montes y valles
sombríos). Describe colores muy fríos, queriendo así hacer referencia a la
soledad que siente él por dentro. Da la sensación de que estamos en un sitio
solemne y de que el ambiente que se respira es un ambiente muy triste; la
segunda parte comprendería desde el trigésimo tercer verso (“otro viaje de ayer
/ por las tierras castellanas”) hasta el cuadragésimo noveno (“Soledad, /
sequedad”). En esta segunda parte se hace referencia al otro viaje, es decir,
al viaje que
hizo por las tierras castellanas junto a su esposa, cuando esta vivía. Al
contrario que en la primera parte, en esta describe aquellos días como unos
días alegres y repletos de felicidad. Habla sobre una mano fría que aprieta su
corazón, es decir, habla del frío como si fuera dolor. Un dolor que apuñala su
corazón y a duras penas le deja vivir y disfrutar de la vida; la tercera y
última parte engloba el resto del poema, y habla sobre la soledad como si fuese
el acompañante con el que va a vivir el resto de su vida.
Pienso
que la muerte de un ser querido es algo muy difícil de afrontar, pero
deberíamos ser valientes y mirar a la muerte de otra manera, es decir, no dejar
que la ausencia de una persona provoque tal vacío en nuestras vidas que
opinemos que no tenemos razones por las que sonreír o ser felices. No podemos
dejar que una persona ajena a nosotras nos complete, porque en cuanto ésta
falte sentiremos que una parte de nosotros también lo hace, que una parte de
nosotros se ha ido con esa persona. En lugar de eso, deberíamos complementarnos
los unos a los otros. Cada uno debe estar completo gracias a sí mismo. Algo muy
difícil, pero debería ser así. No podemos dejar que nada ni nadie nos quite las
ganas de vivir y tenemos que encontrar siempre razones por las que seguir hacia
delante. En este poema Antonio Machado nos contaba que se encontraba tan pobre
que ni siquiera estaba consigo mismo… Y no podemos dejar que alguien se vaya de
nuestras vidas dejando un vacío que no se volverá a llenar jamás.
Como
bien decía François Mauriac (escritor francés nacido en 1905), la muerte no nos roba los seres amados. Al
contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que
nos los roba muchas veces y definitivamente. No tenemos que estar triste
porque alguien se haya ido, sino quedarnos con los buenos recuerdos y vivir con
ellos. La vida es un regalo que hay que saber aprovechar, y tenemos que
aprender a ser felices con lo que tenemos y con lo que hemos tenido en lugar de
quejarnos o protestar por aquello que nos han quitado o que no puede ser
nuestro.
La
muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme,
siempre estaré contigo. – Isabel Allende.
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